jueves, 31 de marzo de 2016

SANTA

¡Mamáa…, Mamáa…! Que me hago pis ¡mamáaa…! Grito y grito pero mamá no viene a mi habitación.
Ya no puedo más, tengo que levantarme o mojaré la cama. Como no hayan dejado dada la lucecita del pasillo me meo de miedo por el camino. ¡Ay…! menos mal, creí que se me escapaba.Ya está.
Voy al dormitorio de mamá y no hay nadie. La cama está hecha. Voy al de Maruchi, mi hermana, y lo mismo. ¿Dónde se han metido?
Mamáa ¿Dónde estás?  Enciendo todas las luces y miro bajo las camas y dentro de los armarios por si se han escondido.
Llego al salón y veo el árbol de navidad, esta noche viene Santa Claus, no hay ningún regalo, ni tampoco está el vaso de leche con galletas que deja mamá. ¡Qué frío! La ventana está abierta, me pongo de puntillas y miro hacia la calle, mamá no deja que me asome. Está nevando, todo está muy oscuro. Se oye una sirena, el ia…ia…ia… de los bomberos. Tengo frío, la voy a cerrar. A lo mejor mamá la dejó abierta para que entrara Papá Nöel porque no tenemos chimenea.
¡Ay! Chillo dando un salto. Algo me ha rozado la pierna.  Guauuu…me contesta Bruto, mi perro. Lo abrazo con tanta fuerza que ahora es él el que dice Auuu…Que contento estoy, ya no tengo miedo.
Miro la mesa, está llena de platos, botellas, copas medio llenas y otras caídas sobre el mantel y la bandeja con turrón y mazapanes. Me como uno y me doy cuenta de que dos sillas están en el suelo. Mamá no dejaría así esto, a mí me riñe siempre cuando no recojo, no sé qué puede haber pasado, a lo mejor han entrado los renos de Santa y han destrozado todo, a lo mejor se han enfadado porque estaban despiertos y se los han llevado…, qué lío.
Pobre mamá. Estuvo  toda la tarde guisando mientras refunfuñaba que siempre le tocaba a ella, que luego llegaban sus cuñadas tan chulas y tan guapas y ella de criada…
La cena había estado buenísima y eso que no logré que me hiciera un huevo frito, mi plato preferido…
Los primeros que llegaron fueron el tito Daniel con la tía y los abuelos. La tía ayudó a mamá, el tito, que además es mi padrino, me dió volteretas, me perseguió por toda la casa y me hacía cosquillas cuando me pillaba. Es mi tío favorito.
Después llegó Maruchi. Mamá  estaba enfadada porque el día antes había llegado de la universidad y hoy salía con los amigos, esta chica me va a quitar la vida, decía y cuando llegó la olisqueó como si fuera Bruto… ¡Qué cosas hace a veces mamá…!
Un poco antes de la cena llegó el tío Juan con la tía Concha, mamá dice que parece un árbol de Navidad  así que me fijé y llevaba muchas joyas brillantes y cuando me dio un beso casi me marea con su colonia.  No me gustan, son muy antipáticos y creo que no saben casi ni reírse, claro como no tienen niños no deben pasárselo muy bien…
Maruchi me abrazó más que otras veces, parecía triste… Yo la quiero mucho. Cuando está en casa me lleva algunas veces al cine y un día hasta invitó a Lucía porque le dije que era mi novia del cole.
Después de cenar brindamos, ellos con champan y yo con mosto y entonces mi hermana dijo que estaba embarazada, que iba a tener un niño y se preparó un buen lío.
La abuela solo decía una y otra vez: madre mía, madre mía, qué vergüenza. Mi padre que no lo vas a tener y ella que sí y que sí, que quería tenerlo… y él que si era todavía una niña… y ella que tiene la edad de mamá cuando la tuvo a ella…, y mamá llorando y llorando y sin dejar que me acercara a ella, como si yo tuviera la culpa.
El bobo de mi tío Juan diciendo que se iban, que esta cosas  pasan por no saber educar a los hijos y mi padre contestando que claro, como él no los ha tenido…
Yo no entendía nada. Me pareció entender que mi hermana iba a tener un niño y eso a mí me hacía mucha ilusión, pero ellos solo gritaban y mi hermana se puso a llorar y entonces yo dije: bien, un hermanito para jugar y me levanté para abrazarla y que dejara de llorar y ¡zas!, sopapo y que me callara y me dolió pero no lloré porque soy un chico y mi tito dice que los chicos no lloran.
Entonces el abuelo, que casi nunca habla, lo hizo tan alto que hizo callar a todos y mirándome dijo que había que irse a la cama porque si no Santa Claus pasaría de largo y no habría regalos. Mamá no sé qué dijo de la ropa tendida, me agarró de la mano y me llevó a la habitación, me puso el pijama, aunque hacía mucho que lo hacía yo solo, me arropó y me besó mientras me apretujaba. Me dijo que me durmiera, que había sido un niño muy bueno y que Papá Nöel me dejaría muchos regalos.
Apagó la luz  y cerré los ojos ¡Por favor, por favor, tráeme la Tablet y la nave de Star Wars…! Y entonces debí dormirme y me desperté porque me hacía pis…

Cojo la mantita del sillón de mamá, y me llevo a Bruto detrás del sofá para que no nos vea Santa cuando llegue. Nos tumbamos en el suelo, me abrazo a él. ¡Qué calorcito me da Bruto! ¡Oua qué sueño tengo!