¡Mamáa…, Mamáa…! Que me hago pis ¡mamáaa…! Grito y grito pero mamá no
viene a mi habitación.
Ya no puedo más, tengo que
levantarme o mojaré la cama. Como no hayan dejado dada la lucecita del pasillo
me meo de miedo por el camino. ¡Ay…! menos mal, creí que se me escapaba.Ya está.
Voy al dormitorio de mamá y no hay nadie. La cama está hecha. Voy al de Maruchi, mi hermana, y lo mismo. ¿Dónde se han metido?
Voy al dormitorio de mamá y no hay nadie. La cama está hecha. Voy al de Maruchi, mi hermana, y lo mismo. ¿Dónde se han metido?
Mamáa ¿Dónde estás? Enciendo todas
las luces y miro bajo las camas y dentro de los armarios por si se han
escondido.
Llego al salón y veo el árbol de
navidad, esta noche viene Santa Claus, no hay ningún regalo, ni tampoco está el
vaso de leche con galletas que deja mamá. ¡Qué frío! La ventana está abierta, me pongo
de puntillas y miro hacia la calle, mamá no deja que
me asome. Está nevando, todo está muy oscuro. Se oye una sirena, el ia…ia…ia… de los
bomberos. Tengo frío, la voy a cerrar. A lo mejor mamá la dejó abierta para que
entrara Papá Nöel porque no tenemos chimenea.
¡Ay! Chillo dando un
salto. Algo me ha rozado la pierna.
Guauuu…me contesta Bruto, mi perro. Lo abrazo con tanta fuerza que ahora
es él el que dice Auuu…Que contento estoy, ya no tengo miedo.
Miro la mesa, está llena de platos,
botellas, copas medio llenas y otras caídas sobre el mantel y la bandeja con turrón y
mazapanes. Me como uno y me doy
cuenta de que dos sillas están en el suelo. Mamá no dejaría así esto, a mí me
riñe siempre cuando no recojo, no sé qué puede haber pasado, a lo mejor han
entrado los renos de Santa y han destrozado todo, a lo mejor se han enfadado porque estaban
despiertos y se los han llevado…, qué lío.
Pobre mamá. Estuvo toda la tarde guisando mientras refunfuñaba
que siempre le tocaba a ella, que luego llegaban sus cuñadas tan chulas y tan
guapas y ella de criada…
La cena había estado buenísima y eso que no logré que me hiciera un huevo frito, mi plato preferido…
La cena había estado buenísima y eso que no logré que me hiciera un huevo frito, mi plato preferido…
Los primeros que llegaron fueron
el tito Daniel con la tía y los abuelos. La tía ayudó a mamá, el
tito, que además es mi padrino, me dió volteretas, me perseguió por toda la
casa y me hacía cosquillas cuando me pillaba. Es mi tío favorito.
Después llegó Maruchi. Mamá estaba enfadada porque el día antes había
llegado de la universidad y hoy salía con los amigos, esta chica me va a quitar
la vida, decía y cuando llegó la olisqueó como si fuera Bruto… ¡Qué cosas hace a
veces mamá…!
Un poco antes de la cena llegó el
tío Juan con la tía Concha, mamá dice que parece un árbol de Navidad así que me fijé y llevaba muchas joyas
brillantes y cuando me dio un beso casi me marea con su colonia. No me gustan, son muy antipáticos y creo que
no saben casi ni reírse, claro como no tienen niños no deben pasárselo muy
bien…
Maruchi me abrazó más que otras
veces, parecía triste… Yo la quiero mucho. Cuando está en casa me lleva algunas
veces al cine y un día hasta invitó a Lucía porque le dije que era mi novia del
cole.
Después de cenar brindamos, ellos con champan y yo con mosto y
entonces mi hermana dijo que estaba embarazada, que iba a tener un niño y se
preparó un buen lío.
La abuela solo decía una y otra
vez: madre mía, madre mía, qué vergüenza. Mi padre que no lo vas a tener y ella
que sí y que sí, que quería tenerlo… y él que si era todavía una niña… y ella
que tiene la edad de mamá cuando la tuvo a ella…, y mamá llorando y llorando y
sin dejar que me acercara a ella, como si yo tuviera la culpa.
El bobo de mi tío Juan diciendo que se iban, que esta cosas pasan por no saber educar a los hijos y mi padre contestando que claro, como él no los ha tenido…
Yo no entendía nada. Me pareció entender que mi hermana iba a tener un niño y eso a mí me hacía mucha ilusión, pero ellos solo gritaban y mi hermana se puso a llorar y entonces yo dije: bien, un hermanito para jugar y me levanté para abrazarla y que dejara de llorar y ¡zas!, sopapo y que me callara y me dolió pero no lloré porque soy un chico y mi tito dice que los chicos no lloran.
El bobo de mi tío Juan diciendo que se iban, que esta cosas pasan por no saber educar a los hijos y mi padre contestando que claro, como él no los ha tenido…
Yo no entendía nada. Me pareció entender que mi hermana iba a tener un niño y eso a mí me hacía mucha ilusión, pero ellos solo gritaban y mi hermana se puso a llorar y entonces yo dije: bien, un hermanito para jugar y me levanté para abrazarla y que dejara de llorar y ¡zas!, sopapo y que me callara y me dolió pero no lloré porque soy un chico y mi tito dice que los chicos no lloran.
Entonces el abuelo, que casi
nunca habla, lo hizo tan alto que hizo callar a todos y mirándome dijo que había
que irse a la cama porque si no Santa Claus pasaría de largo y no habría regalos.
Mamá no sé qué dijo de la ropa tendida, me agarró de la mano y me llevó a la
habitación, me puso el pijama, aunque hacía mucho que lo hacía yo solo, me arropó y me
besó mientras me apretujaba. Me dijo que me durmiera, que había sido un niño muy bueno y que Papá Nöel me dejaría muchos regalos.
Apagó la luz y cerré los ojos ¡Por favor, por favor, tráeme la Tablet y la nave de Star Wars…! Y entonces debí dormirme y me desperté porque me hacía pis…
Apagó la luz y cerré los ojos ¡Por favor, por favor, tráeme la Tablet y la nave de Star Wars…! Y entonces debí dormirme y me desperté porque me hacía pis…
Cojo la mantita del sillón de
mamá, y me llevo a Bruto detrás del sofá para que no nos vea Santa cuando
llegue. Nos tumbamos en el suelo, me abrazo a él. ¡Qué calorcito me da Bruto!
¡Oua… qué sueño tengo!
Un auténtico placer leerte , como siempre estupendo ENHORABUENA
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