Gerardo estaba abstraído
tras la barra del mostrador de su bar. Secaba los vasos de forma automática y
los colocaba de la misma manera. Aún estaba en stand by, tardaba un par de
horas en espabilarse desde que se levantaba y además a esta hora pocos clientes
entraban en el bar.
Instintivamente levantó la
mirada, no le había oído llegar. Sentado en la misma mesa que ocupaba desde la primera
vez que entró en el bar, estaba ese tipo qué le producía un leve escalofrío que
recorría todo su cuerpo y una enorme desconfianza.
No sabría explicar muy bien
el porqué de esa sensación. En treinta años de profesión había visto de todo
pero ese desasosiego sólo se lo producía ese cliente. Aparentaba unos cuarenta
años, su pelo carecía de hebras blancas y era abundante; la geta era la de un
ser malencarado que sin mostrar enfado producía temor, quizá fueran los ojos,
negros y fríos y su mirada impenetrable lo que causaba esa impresión que se
acentuaba con las marcas que el acné o la viruela dejaron en su cara; sus manos
eran de señorito, cuidadas y sin ningún rasguño; vestía con ropa vulgar como si
quisiera pasar desapercibido aunque su gran estatura hacía eso imposible.
Imponía.
No hablaba con nadie, ni
siquiera con Gerardo, sólo contestaba a su saludo y pedía la consumición, siempre
la misma: "carajillo de coñac, poco quemado" y acto seguido se ponía a mirar
por la ventana. Así seguía cerca de una hora hasta que sacaba del bolsillo el
importe de lo pedido y se iba sin despedirse, como había llegado, sin hacer el
menor ruido, sigiloso como una serpiente.
Preguntó a algunos
clientes si le conocían pero nadie sabía ni quien era, ni donde vivía o
trabajaba… Nada, alrededor de él solo había misterio.
Gerardo se le acerca
llevando en la bandeja el carajillo habitual, el cliente echa un vistazo al
contenido, sonríe torciendo ligeramente la boca en una mueca desagradable, y
manifiesta que hoy es un día especial y que se tomará "un café con torrija y
helado de vainilla".
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgojdPD-MouDhf6nDhAu1hJnZpoETwsYoN8lNbdu5vCxsHo5otf_jF_tOxEbr6M9pJ1aJFkLXTSCeDKtumZsWyweEiZ0-6DWz_6kaUTyi184kM5HZ8zcjlCMN3QXJwFfSmgdOue6JwBGSI/s1600/El+cliente.jpg)
Poco después unos clientes le informan que ha atracado el
supermercado de enfrente un hombre armado con una pistola, que todo ha sido muy
rápido, no ha habido ningún herido pero se llevó todo el cambio de las cajas.
Aún
no había concluido la noticia cuando se acercan a Gerardo dos agentes, éste los
mira y sin darles tiempo a preguntar dice: Si,
era un cliente y ya me parecía a mí que ese tipo no era trigo limpio y sí, hoy
pidió torrija.
Abril 2016
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