miércoles, 11 de febrero de 2015

DESPERTAR


Juan siempre fue bueno. Buen hijo; buen alumno; buen novio; buen marido; buen padre; buen amigo…

Se casó joven, sin saber muy bien si estaba enamorado o porque eso era lo que todos esperaban de él.

Tuvo dos hijos, los dos que había querido su mujer.

No era ambicioso, pero como era muy trabajador, fue ascendiendo en el trabajo y tenían una ventajosa situación económica.

Sus amigos siempre podían contar con él, sabían que fuera cual fuese el problema, él les ayudaría. Él nunca les pidió nada a cambio.

Un día, sin saber cómo, comenzó a sentirse insatisfecho, los problemas conyugales comenzaron, eran solo de él, nadie, ni su propia esposa se dio cuenta de que su mundo se había derrumbado.

Sus hijos se hicieron adultos, se independizaron. Él se jubiló…

Una noche miró a su mujer dormida y vio en ella a una extraña…

Sigiloso se levantó, se vistió y salió de casa, con las maños vacías, sin rumbo, sin ningún equipaje.

15 de mayo, 2014



                                                                          Ilustración del Blog de India Martínez

1 comentario:

  1. Una de las cosas que más me gusta de tus relatos es la naturalidad con la que describes la llanura inhóspita de la soledad humana, su desamparo metafísico. Sin culpas, sin amargura. Con la serena complicidad de alguien que ha observado la Naturaleza y comprende, un punto escéptica pero ganada por la autenticidad de la ternura, al género humano.

    Firmado: tu profe de escritura

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