Pronto llegaría el día en que cada una escogeríamos
el camino de nuestra etapa futura…aquel
día noté como nos alejábamos la una de la otra
en direcciones opuestas y sin embargo…
…Desperté
sin saber bien donde estaba, mi corazón funcionaba arrítmico, como si las
piezas de un viejo reloj estuvieran a punto de salir disparadas, tuve miedo, en
mi mente se dibujó la cara de Ana…
…Ana,
mi amiga Ana, la conocí con apenas cuatro años. Yo era una niña solitaria,
tímida, un poco rara. No me gustaba el contacto de los otros niños, disfrutaba
contando hormigas, viendo volar a los pájaros, lo dicho, era un poco rara.
Un
día, sin saber cómo, apareció Ana y mi vida ya nunca fue igual, ella era alegre
y hasta un poco descarada. Yo deseaba volver de la escuela, encerrarme en mi
habitación y contarla todo lo que cada día me pasaba, jugábamos con las
muñecas, nos contábamos cuentos y confidencias…
Trascurrían
los años y ella seguía siendo mi amiga, la que nunca me pedía nada, la que
nunca me engañaba, la que nunca se burlaba de mí, la que me entendía, la que estaba siempre a mi
lado…
En
el instituto comenzó la distancia, allí encontré a Pedro, tan tímido y raro
como yo, pero con mis mismos gustos y hasta deseos. Comenzamos a salir y Ana a
veces me acompañaba, cada vez menos, cada vez más callada…hasta el día en que
Pedro me dio el primer beso… allí y entonces, Ana y yo nos separamos, se marchó
en dirección contraria. No volví a tenerla…
Nos
casamos y fui olvidando a Ana.
Pedro
falleció de infarto hace solo unas semanas y ahora vuelve de nuevo Ana, mi amiga incondicional, mi amiga
imaginaria…
Abril 2014
Imagen Google
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