martes, 17 de febrero de 2015

NUBES DE SUEÑOS



Cuando era niña disfrutaba tumbándome en el suelo. Daba igual que fuera sobre la arena de la playa del rio que atravesaba mi ciudad; en la hierba del parque (o sobre un banco si mi madre se enfadaba); en el patio de mi casa o en la acera de mi calle…

Siempre mirando al cielo, buscando en él sus nubes que en mis fantasías eran dragones, unicornios, príncipes, piratas, brujas, hadas, ángeles, demonios… y subida en esas nubes iba tejiendo historias, visitando lugares que solo existían en mis cuentos…

—Niña, levanta, que te vas a poner perdida— Esa frase u otra similar, en boca de mi padre o de mi madre ponían el colorín, colorado a mí historia.

Tanto me gustaban las nubes, que en las Ferias, siempre pedía un algodón de azúcar rosa, que paladeaba despacio, muy despacio…, convertía ese cúmulo, rollizo y esponjoso como una nube, en suaves cirros finos y plumosos que deslizaba sobre mis labios. No quería que se acabase…

La adolescencia me llevó a mirarlas erguida y en ellas veía todos los rostros del amor.

Con Él me subí en la nube de la pasión y en ella nos mecimos alejándonos de todo lo demás, después… dejé de vagar por mis nubes para mirarlas desde sus ojos…

El trabajo, los hijos…, me alejaron de ellas; no podía perder el tiempo mirando al cielo, aquí abajo estaba mi sustento, mi cárcel, dorada, elegida, pero no por ello menos cárcel. Solo las buscaba para “otear el tiempo” y sacar del armario las prendas apropiadas.

Con su independencia llegó la mía y  he vuelto a recuperarlas, sigo fantaseando con sus formas; me cobijo en su sombra cuando hace calor; las rechazo cuando busco que un rayo de sol me bañe; me emociono cuando se arrebolan al atardecer como el rostro de una adolescente enamorada; de noche las busco cuando se recortan sobre la gran luna…

¡Ay, las nubes, mis nubes…!

   Mujer, ¿qué haces? ¿estás otra vez en las nubes?— oigo decir a lo lejos a mi marido…

 
Verano 2014
Imágenes: Google

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