Aline
ha acabado las clases en la universidad de Zayed, en Dubái. Desde el pórtico mira
con ansiedad hacia el final del aparcamiento. Allí está, como todos los días
Makari junto a su inseparable Yamaha
Chopper.
Con el
corazón y el paso acelerado se dirige junto a ella que la espera embutida en un
traje de cuero de motorista. El casco, colgado del brazo, permite ver su negro
cabello cortado a lo garçon, que junto con su cara, sin un
ápice de maquillaje, hacen que pase desapercibida. En sus labios, una amplia
sonrisa.
La
recibe con un suave beso que apenas roza su mejilla, y sin embargo Aline se
sonroja. Suben en la moto y se dirigen a las afueras de la ciudad, al barrio residencial en el
que vive Makari desde que dejó Beirut. Aline se aprieta fuertemente a su
espalda. Reside en una casa grande, con mucha luz y un amplio jardín privado, que
le permite dedicarse con comodidad a lo que más le gusta, pintar, y que es su
profesión.
Cuando
desmontan Aline apoya la cabeza en el hombro de su amiga, enlazadas por la
cintura y besándose entran en la casa.
Con
delicadeza Makari le quita el velo y le ayuda a desprenderse de la abaya.
Debajo del impecable traje de Armani lleva
un sensual conjunto de lencería fina.
Aline
se deja hacer. Makari recorre todo su cuerpo con sus labios, con la misma
suavidad con la que sus pinceles acarician el lienzo. Sus manos se palpan, se acarician,
se calman… y encienden con cada movimiento sollozos, gemidos… Makari es el mar,
Aline el acantilado, fundidas en el placer todo lo olvidan.
Es el
mismo y esperado rito de todos los días, comparten momentos de intimidad con
otros de éxtasis, se aman y solo aquí pueden expresar su amor…En Dubái ser
homosexual es un delito grave, por eso se esconden, por eso con nadie lo
comparten.
La
pasión aún ocupa todo el cuerpo de Aline y un escalofrío voluptuoso recorre su
espalda. En su mirada se adivinan retazos de niebla, mira su reloj, es hora de irse
ya a su casa.
Hoy
tampoco ha podido decirle que no puede irse con ella al Líbano, uno de los pocos reductos de libertad para la
mujer árabe; que se le han acabado las excusas; que ya no ha podido aplazarlo más;
que sus padres han concertado su boda al acabar el curso en la Universidad…
…Mañana,
quizá mañana.
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